Después de todo, sané

Prosa.-

Después de todo sanas lo que llevas sangrando por mucho tiempo, por fin acabarás con la sensación de moretones al recurrir a tus pensamientos más dolorosos, rebobinar las escenas de cada película que filmaste en tú mente y sentir paz porque aprendiste a soltar, dejar ir, para renacer y continuar.

Respirar profundo y reconocer la realidad es terapia; afuera hay un mundo más grande que todo lo que transcurre en nuestra vida, que hay dolores perceptibles que otros y para todos la vida es injusta, cada quien lleva sus cargas de acuerdo a cómo la vida o el universo nos quiere preparar.

Si en algo el ser humano se siente satisfecho, es haber superado una prueba; los problemas desde el punto optimista nos animan a comprender, que todo en la vida es un proceso para recibir lo mejor, que Dios, universo o en lo que creas, nos prepara para eso que viene, al fin de tener la madurez para saber cuidar y valorar lo que se nos presente.

Las personas en las que nos convertimos después de golpes fuertes, a nivel emocional, económicos o espirituales, nos hace seres increíblemente insuperables, gente maravillosa creciendo con humanidad, siendo más sensibles, conscientes del dolor ajeno y de la sociedad, y con certeza que con mucho más amor que antes. 

Sanar es un signo de libertad, somos libres de un cierto modo, las cadenas de nuestros pensamientos y sentimientos pesimistas, acaban por convertirse en estados de esperanzas, de superación, nos sentimos capaz ante lo demás que pueda venir.

Que si la vida, nos pone a prueba con alguna otra tormenta o huracán emocional, ya tenemos la clase de supervivencia que nos hace expertos en el tema y somos capaces de salir triunfadores. Porque lo que hoy parece un desastre natural en nuestra vida, mañana comprenderemos que solo puede ser el viento abriéndonos un nuevo camino. 

La capacidad de sanar, es arte, requiere tiempo, constancia, paciencia y mucho amor propio.  


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