El espejo de Rocio



Ella es realmente lo que los demás creen que es o solamente ven lo que quieren ver, a veces de ella sacan conclusiones, por sus aficiones o trabajo, y peor aún por lo que “dice la gente”.

Ella es de esas personas que te encuentras los lunes y quieres mirar a la cara por que sabes que te va a sonreír, aunque su día se esté cayendo en pedazos, pero está ahí, sin siquiera sospecharlo, regalándote una sonrisa.

Ella aprendió a ser fuerte y ruda, no por que quiso sino por que así le enseñó la vida. Ella ama el amor, pero culpa a los amantes de no saber del amor, pero la culpa no es de las personas a las que llegó amar, era ella la que siempre quería ocupar un lugar que nunca le correspondía.

Ella es de las personas más frías y al mismo tiempo más sensible del mundo, no sé como explicarlo, pero no a cualquiera le contaba el caos que llevaba por dentro, no cualquiera se ganaba su atención y confianza.

Sus “cualquier cosa aqui estoy” no tienen fecha de caducidad, es más valiente de lo que cree ser, más fuerte de lo que parece, y un poco inteligente de lo que piensa que es, pero tiene sus ratos de estupidez, jamás se siente robot de la gente, asi sin ningún código social, ella es sociable. 

‪Y es que la vida para ella es un reto subida en una montaña rusa, se martiriza por tener un corazón lleno de bondad, ese valor que nunca recibe ni una pizca de lo que entrega, se queja de ser frágil para el amor, equivocándose siempre con las mismas estupideces, pero pone los pies sobre la tierra para tratar de enmendarlo.

Está agradecida el no querer ser como otras personas y sabe que no es perfecta, pero se perdona por las veces que no soporta ser ella. aprendió a aceptarse a si misma como es y también como no lo es, debería ser más decisiva, para frenarse a situación incomodas que la comprometen. 

Es extremadamente torturante ser ella, una persona que que piensa mucho las cosas, revisa y revisa cuáles han sido sus errores hasta encontrar donde fue que se equivocó y los apunta para recordar no volverlos a vivir, aunque no siempre dependerá de ella.

Le cuesta mucho diferenciar a las personas entre las falsas que se le acercan y de aquellas que si tienen un gran corazón, aún así algún malandro la vislumbra con alguna energía atractiva, ella va, cegándose los ojos de la razón y los oídos al consejo, por capricho, como cuando la arena quema y te da igual porque sabes que corres hacia el mar.

Ella es psicóloga de sus amigas, para curar los desaciertos del amor, mas nunca escucha sus propios consejos, les recuerda a ellas que se cuiden de caer, por qué ya pasó por ese puente, les dice que “la gente no cambia, solo aprende, pero cuando es el momento correcto para ellos, no para cuando ellas lo necesitan”.

Le mintieron mirándola a los ojos, y a partir de ahí, empezó creer lo que se demuestra más de lo que se habla, se vive repitiendo a sí misma “el amor propio arregla lo que otros rompen”, que increíble es la gente que tiene amor en el corazón, cada día se hace más fuerte.

Es de las que termina de conocer a una persona por la forma en que actúa cuando se va, como dicen por ahí, “la gente muere en un frío palacio de hielo”, esa gente que sus ideales son las frías capas de hielo que lo mantienen ante al cálido ambiente externo.

Ella está consciente que si le hicieron daño no fue sin querer, sino sin quererla. Ella nunca se dará cuenta que busca amor en personas incorrectas, y que cuando llegue alguien puesto por Dios a tratarla con esmero y sin excusas, no sabrá como reaccionar ante tanto cariño.

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