🍎 La manzana durmiente Ny.-

 La ciudad que no dormía, ahora tiene sueño y agonía



El encanto de las calles, los iconos que el cine nos ha regalado y la cantidad de lugares con un toque mágico, hace de esta ciudad un destino para imaginarse una historia romántica, pero ahora está tan callada, que pide a gritos ser salvada, si es que encuentran en el creador su fe, podría ser una esperanza para la gran manzana.

Es raro visualizar a esta gran ciudad en calma, que tuvo tantos años sin pausa despiertos, nunca sus luces se apagaban, era fascinante ver por donde quiera sus murales llenos de luz y vallas grandes, de comerciales gigantes dejándote atrapar por música desbordante por todo el lugar, con millones de extranjeros y uno que otro viajero con sueños de llegar a la ciudad del amor.

Que silenciosa estás ahora, ¿quién apagó tu voz chillona y resonante?, donde se han ido tus amamantes que te han soltado un instante para verte pronto resplandecer, con fuerte ímpetu volverte a encender, para no ser extinguida; donde estás ciudad que nunca dormías, hoy pareces somnolienta un tanto desfavorecida, por estas calles que te vieron danzar y de madrugadas frías arrullar, a los artistas que por ti venían desde lejos, solo por verte brillar. 

¿Que gusano te come bella manzana qué desalienta y abate tu alma, acaso olvidaste tu motivo y no reconoces quien te plantó aquí?, perdiste el rumbo y prostituiste tu mundo, ahora lloras sola e infeliz. 

Siendo de las ciudades más influyentes del mundo, Nueva York este espacio inagotable, un laberinto profundo, interminables calles, por muy lejos que fuera, por muy bien que llegase, sus barrios y esquinas, en cada rincón nuestras visitas alojaste para no olvidarte, sensaciones que te dejaban que te perdías en aquellos parajes. 

Cuantos recuerdos guardas ahora sin que te puedan disfrutar, pero lo que en verdad le da magia a esta ciudad no son tus monumentos, sino tus calles, tus barrios, tu historia, tu inmensidad, la inmigración y su mezcla cultural, talvez lo que te haga crecer, será tu recompensa o un castigo por todos los crímenes que te forzaron a cometer.

No creas que te conozco tan bien, tranquilos sin correr, alguien siempre me habló bien de ti, pero me enamoré más de tu voz, tu esencia, que de la persona que me enseñó a quererte conocer, vehemente y con paciencia hasta que tus espectáculos fueron el elixir, del que hoy me inspiró a escribirte aquí. 

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