Algo hemos aprendido hoy

Algo hemos aprendido hasta hoy, hemos bajado la guardia ante problemas que siempre tuvieron solución, a comparación de éste otro mas grande qué nos ha hecho vulnerables y más conscientes.

De que perdimos el tiempo en lo que se resolvía, en vez de adaptarnos a cualquier ambiente, a respetar el espacio de los demás y sus convicciones, a fortalecer la interacción interpersonal y estatal.

El respetar opiniones, y sugerir de forma diplomática la propia, el sistema de relación entre clases sociales y más, con fe y al final de todo, no deberíamos ser los mismos después de esto.

A veces todas las cosas que queremos gritar se enredan en nuestra mente y preferimos quedarnos mudas ante el más profundo silencio, para reflexionar, estábamos desperdiciando la vida en momentos estériles.

Dejémonos llevar en la corriente hacia el futuro, con el ingrediente de la fe, vayamos cerrando ciclos de incertidumbres, dudas, miedos y ataduras, de modo que la fuerza interna le gane a las batallas que vemos perdidas.

Vamos entendiendo que cada dificultad es una prueba para creer en Dios que todo lo puede, poderoso para la sanación al créele, en vez de ser tan susceptibles ante enfermedades cuando tambaleamos en la fe.

Vamos a ser uno con el viento que mueve las ramas cuando estamos inertes tras la ventana, la lluvia que truena en nuestro techo cuando guardamos silencio en el alma, con la pasión de quien lucha por su vida, retorciéndose en cama no queriendo dar su adiós.

Capaz que si nos hubiéramos atrevido a experimentar la libertad de ser nosotros mismos, estaríamos compartiendo nuestras historias como un camino de espinas pero final de rosas, a veces olvidamos que somos fugaces, pasajeros, abstractos, tan llenos de energía, que en cualquier momento se apagaría el interruptor.

La vida nos da la maravillosa oportunidad de trascender y cuando creemos que hemos dado todo, que hemos amado suficiente, subimos a otra posición, en la capacidad humana que nuestro espíritu se une hacia el universo, en función de conquistar nuevos horizontes.

Hasta este año entendimos que, lo que se hace con amor deja de llamarse sacrificio, para llamarse fortuna, afortunados de compartir con la familia, afortunados de abrazar a esa persona especial, afortunados en poderle dar un beso, afortunados de saber que te esperan en casa, de gozar vacaciones, de trabajar sin riesgos, la fortuna de tener todo y de haberlo apreciado más tiempo.

Dios nos bendice a todos con un don, Dios nos habla a todos en pequeñas señales, solo debemos poner más atención, el tiempo que nos está dando, ¿será por que algo bueno hay en nosotros aún, o algo malo para poder arreglarlo?, la misericordia de Dios es un valor agregado, ese que siempre hemos tenido pero ignorado.

Estoy segura que Dios no usa palabras como las nuestras para decirnos que está presente, el esta ahí en un día más de vida, en cada salida del sol, en la caída de la tarde, esperando el día que nos acerquemos, para preguntarle sobre nuestra ruta hacia la compresión de nuestro ser.

En algún momento hemos pensado que Dios es injusto, que la vida nos debe algo, que debe de atribuirnos algo, que las cosas buenas tienen que llegar gracias a nuestras acciones; hoy entiendo que soy yo quien le debo a la vida, soy yo quien debe atribuirle cuido a la tierra.

Soy yo quien debe generar costumbres buenas, enmendar los daños que he provocado al medio ambiente, e intentar tratarlo mejor, hoy entiendo que la vida debe estar frustrada con el ser humano, de habernos dado el infinito sin que estuviéramos dispuestos a admirarlo y cuidarlo.

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