Reflexión.
No existe ninguna manera en que
le hagas creer a alguien sobre Dios, me refiero a Dios que hizo los cielos y la
tierra, (Génesis) sin caer de forma religiosa o fanática sobre la búsqueda de
varias verdades, que mayormente se mencionan, sobre las teorías de creación del
mundo y los seres que en el habitan.
Sin entrar en detalles de una
religión, hablamos el mismo lenguaje si creemos en el Padre Dios, hijo Jesús y
el Espíritu Santo, la Trinidad divina como una sola, en esencia conocemos que,
todo pasa en su debido tiempo.
No siempre estamos preparados
para saber disfrutar el paraíso, somos desagradecidos con lo que nos permite el
día a día, aun así, seguimos pidiendo más tiempo, no siempre nos sentimos a
gusto con la tranquilidad o ligereza con la que divagamos en nuestros trabajos,
no siempre nos conformamos con lo que tenemos, ni por una agenda apretada para
querer tener más tiempo libre.
¿Cómo entonces vamos a reconocer
lo que Dios es?. Con el suceso más grande en el mundo, este virus, nos pone en
evidencia, entra nuevamente Dios a mostrarnos que Él sigue siendo supremo y
nosotros tan susceptibles a la enfermedad, cercanos a la muerte, que pese a lo
que nos enfrentemos somos humanos por lo tanto vulnerables, luego hacemos la
introspectiva y le buscamos sutilmente.
Pero al acercarnos a vivir una
vida de confianza en Él, se trata mucho de fe, nos hablan de fe, pues Dios
opera de forma misteriosa, pero precisa. En estos días mis padres se
preocupaban y se decían entre sí, porque todo me iba mal siempre, porque cuando
de repente me veían feliz, al mes ya me veían tratando de enmendar mi vida, colapsando en crisis personales,
de las cuales no terminaba de salir de una y entraba en la otra, que por más
que enmendaba en hacer mejor las cosas, siempre me veían cayendo al hoyo,
tratando de salir y al final poniendo buena cara ante cualquier problema,
saliendo a buscar a Dios para aliviar el alma.
Todos pasamos ese tiempo en el
que coincidimos y decimos, Dios no existe, por qué nos hemos sentido
abandonados ante crisis personales, a la falta de revelación divina, hace que
nos cuestionemos su presencia en nuestra vida. Nadie más conoce cómo es el
corazón más que Dios, el ser supremo que por años su existencia no caduca, pero
las preguntas que giran a su entorno siempre son las mismas, ¿acaso somos
nosotros más que Él para que se nos aparezca y nos afirme su existencia?.
El mayor motivo para el que
vivimos no es para tratar de ser felices, sino ir construyéndonos a nosotros
mismos con la mejor versión de uno mismo, pero en la fe cristiana, es decir,
venciendo todos los obstáculos, porque sabemos qué hay un ser mayor que nos
respalda, con el fin de ser lo suficientemente fuertes para las crisis que
vengan surgiendo, recalco mucho la fe, como inyección de actitud con la que
vamos viendo la vida.
Aceptando que Dios tiene el
control de todo, por lo tanto Él como creador, es padre y nosotros sus hijos,
dejando que nos acerquemos a su cuido, aprendiendo que de ese cielo que se nos
cae en pedazos, se va construyendo con la fe, la que nos hace creer que una
batalla más es soportable porque has salido de muchas; ésta crisis viral y
mundial es grave, aún no sé de donde sacamos fuerzas para mantenernos
optimistas, pensando que nuestras vidas retomarán los rumbos que llevábamos, no
lo sabemos, tal vez cambien, pero nosotros no seremos los mismos, seremos
mejores.
La fe nos ayuda a llevar nuestra
carga, con la esperanza de que algo mejor viene, sonreímos aunque estemos
destrozados por que nos ayuda a sonreír con los miedos pegados al pensamiento y
los nudos en la garganta, pero que nos hace sentir que Dios es el único que
velará por nosotros, por la fe: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se
espera, la convicción de los que no se ve". Hebreos 11:1
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